Volvimos a La Plaza, en esta ocasión para celebrar junto a Cyrano de Bergerac el día del niño.
La historia de un caballero valiente, ingenioso y profundamente humano nos recordó que no todos los viajes se hacen a pie: algunos se viven con el corazón, la risa y las palabras, una fecha que celebra la imaginación, la inocencia y la creatividad que todos llevamos dentro.
Y qué mejor lugar para recordarlo que el teatro, ese espacio donde los sueños cobran vida y la magia se hace realidad.
Antes de la función, además de compartir la experiencia con el elenco y el público, entregamos stickers Piola y llaveros Piola como recuerdo especial de esta celebración, reforzando esa conexión entre arte, diseño y momentos que se llevan en el corazón.
Ver las reacciones del elenco, escuchar sus historias y compartir esos momentos nos confirmó una vez más por qué amamos lo que hacemos. El universo del teatro vibra muy cerca al nuestro, y haber sido parte de esta temporada nos inspira a seguir creando y colaborando.
Hoy nos despedimos de esta obra y de una temporada que quedará en nuestro recuerdo.
Cerramos el telón con gratitud, alegría y la certeza de que los caminos del arte y el diseño siempre se vuelven a cruzar.
Porque, al final, lo que importa es lo que queda en el interior.